Autor: Antonio Sanz
El currículo es esa gran caja, cajón, recipiente, también pesebre, en el que se ha ido colocando aquello que los niños deben aprender a lo largo de la escolaridad. Siguiendo la denominación oficial, allí están depositados los objetivos, los contenidos, la metodología, las competencias claves, los estándares de aprendizaje evaluables y los criterios de evaluación. Dicho así, suena a lo que es: algo repelente y aburrido. Y es así porque nos lleva a perdemos en distingos que resultan difícil de entender y de aplicar y que, además, nos desvía de lo que interesa.
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